domingo, 25 de enero de 2009

El mito confesional

El mito confesional

Fco. Javier Chaín Revuelta

En el mapa político el territorio palestino fue parte del Imperio Otomano durante cuatro siglos (uno más que América lo fue de España) El dominio de la Sublime Puerta fue de 1517 a 1917. La región, alejada de los centros urbanos (Alepo, Hama, Homs, Damasco) estuvo poco poblada, escaramuzas beduinas y la ecología orientaban refugiarse en las colinas, en las alturas, sin que por ello se impidieran las actividades en los puertos de Yaafa y de Haifa, ni las peregrinaciones de occidentales cristianos a Jerusalén (al-Quds), Nazaret (al-Nasira) y Belén (Beit Lehem), permitiendo el establecimiento de lazos económicos y culturales entre ciertas comunidades locales y el exterior.
Con los otomanos la región no fue una entidad política ni administrativa diferenciada. Pero dada su situación estratégica en el Mediterráneo oriental, cerca del futuro Canal de Suez, este territorio fue objeto de especial atención de las potencias europeas. A principios del siglo XX la parte Norte estaba integrada en la provincia (vilayet) de Beirut, mientras que en la parte Sur (Jerusalén, Yaafa, Gaza, Hebrón y Bir al-Sab'), por presiones de las potencias occidentales, desde 1874 se constituyó el distrito autónomo (sandjak) de Jerusalén, dependiente directamente de Constantinopla, siendo por ello que algunos notables árabes palestinos participaron en el parlamento otomano en dos períodos (1877-78 y 1908-1918). Es de hacer notar que la importante migración árabe hacia América se realiza en este período de 1877 a 1914, interrumpiéndose con la primera guerra mundial y reanudándose otro período menor en 1920. (Censo Salim Abud, 1947-48)
En el plano político, desde finales del XIX la región no fue ajena a la cristalización de una identidad nacional árabe entre la población autóctona y a una creciente politización nacionalista de las elites. Sin embargo, este territorio palestino era codiciado por un movimiento exógeno y europeo, el sionismo, que condicionó los acontecimientos desde finales del siglo y que materializó su objetivo principal con el apoyo de las potencias e imperios coloniales.
Las comunidades judías, dispersas a través del mundo y cuya identidad es inicialmente de carácter confesional, han desarrollado a lo largo de los siglos un mito de la dispersión (diáspora), según el cual sus miembros han estado alejados de su tierra de origen, la tierra simbólicamente "prometida por Dios". Durante la segunda mitad del XIX, en algunos círculos judíos europeos se extendió la idea de que los judíos necesitaban un territorio propio para poder ponerse a salvo del antijudaísmo del que eran víctimas en Europa oriental. Esto se materializó en el sionismo político, un movimiento nacionalista articulado a lo largo del último tercio del XIX, que aspiraba al establecimiento de la soberanía judía sobre un territorio y a reunir en él al pueblo judío disperso (Garaudy, 1987). Según Theodor Herzl, uno de sus ideólogos, en su obra El Estado de los judíos (Der Judenstaat, 1896), el sionismo "…aspira a la creación en Palestina de un hogar para el pueblo judío, garantizado por el derecho público". En suma el sionismo intentó dar una solución moderna a la llamada "cuestión judía". Para realizar este proyecto, en 1897, fue fundada en Basilea la Organización Sionista Mundial que debería desempeñar un papel clave en el renacimiento nacional y dirigir todas las acciones políticas para desembocar en la creación del Estado de Israel, y su papel no acabó al apoderarse de Palestina y expulsara a la población autóctona, tras 1948 la Organización siguió actuando impulsando el mito confesional de la diáspora, difundiendo información sobre Israel, la colecta de fondos y poniendo especial atención al acopio de armas destructivas de última generación y etc.
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Para mejor comprensión de este artículo consultar anteriores artículos:

1. http://grandesmontanas.blogspot.com/2009/01/la-cuestin-palestina.html

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