martes, 20 de enero de 2009

La cuestión Palestina

La cuestión Palestina

Francisco Javier Chaín Revuelta

El hijo predilecto del pueblo de Vich allá en la Cataluña es ahora estatua frente a la iglesia donde se le bautizó en 1810 como Jaime Balmes por legarnos entre muchas buenas obras su famoso Criterio. A pesar de haber recibido las órdenes sacerdotales no se le nubló la mente ni se le persignaron las neuronas. Dejó escrito que a veces conocemos la verdad de un modo grosero y que la realidad no se presenta a nuestros ojos tal como es, sino con alguna falla, añadidura o mudanza.

Don Jaime decía que cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo en el cual vemos retratados con toda fidelidad los objetos como son en sí; cuando caemos en error, se asemeja a uno de aquellos vidrios de ilusión que nos presentan lo que realmente no existe; pero cuando conocemos la verdad a medias, podría compararse a un espejo mal azogado, o colocado en tal disposición que, si bien nos muestra los objetos reales, sin embargo nos los ofrece demudados alterando los tamaños y figuras. Mucho antes Don René D. advirtió que las diferentes opiniones descansan en que cada quién considera distintos elementos, y el buen conocimiento de todos ellos es lo que quizá logra la emisión de juicios ciertos. Por ello esta nota y sus secuencias procurarán nutrirse de elementos que puedan llevar a entender la cuestión palestina.

La delimitación territorial del Estado de Israel como resultado de la guerra estuvo asociada al desplazamiento masivo de una gran parte de la población árabe autóctona. La guerra trastocó profundamente la situación demográfica preexistente, el territorio se despobló, los árabes que permanecieron se vieron convertidos en minoría y la comunidad judía, reforzada en los meses siguientes con la llegada de nuevos inmigrantes, se convirtió en grupo mayoritario.

Si para los sionistas la creación del Estado de Israel fue la consecución de uno de sus objetivos nacionales, para los árabes palestinos que perdieron la guerra supuso el exilio y el desposeimiento de una gran parte del territorio que habían habitado hasta entonces. Para los palestinos fue la Catástrofe, el hundimiento de su mundo. La creación del Estado judío era el desenlace de una empresa política y territorial que merece ser examinada para entender las posteriores relaciones del Estado y la sociedad judía con respecto a la minoría árabe interior y al entorno árabe exterior.

Por ello la nota en primer lugar tratará sobre la disputa territorial desde que se inició cincuenta años antes del establecimiento del Estado de Israel y que se plasmó en las modalidades de colonización judía y en el debate sobre la partición del territorio; en segundo lugar se enfocará en el éxodo árabe y la delimitación territorial de Israel tras la guerra; en tercer lugar se abordará la transformación de la fisionomía del país, para acabar describiendo la situación, en el período posbélico, de esa parte de los palestinos que quedó en minoría en su propia tierra.

Desde la antigüedad el territorio palestino, entre la costa mediterránea y el interior desértico, fue un cruce de caminos y zona de paso obligado entre el Valle del Nilo y la fértil Mesopotamia; esta ubicación tan particular expuso a la región a las más diversas influencias culturales, políticas, económicas y religiosas…

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